Empiezo este post evocando la frase «quien esté libre de error que tire la primera piedra», es cierto, la he adaptado un poco al tema que nos ocupa hoy pero la ocasión lo merece.
Son muchos los pacientes que acuden a nuestros mostradores mostrando gran preocupación por sus tratamientos, desconocen los constantes cambios de envases y por supuesto, del interior de los mismos, me refiero ahora sí a la gran variedad de especialidades farmacéuticas genéricas (EFG).
Nuestros mostradores son un claro reflejo de lo que le sucede a nuestros pacientes y por supuesto , entre nuestra multitud de funciones como farmacéuticos , la de velar por una adecuada dispensación se completa con la explicación al paciente de lo que toma, para asegurarnos, en la medida de lo posible de que conoce a la perfección su tratamiento médico diario y cuidar así su salud.
Así que una vez en el mostrador nos encontramos con una variedad de situaciones que, siendo sinceros, pueden derivar con facilidad en el incumplimiento y en consecuencia falta de adherencia al tratamiento farmacológico por parte del paciente y ¡no se les puede culpar!, ya que es cada vez mayor la aparición de EFG con envases prácticamente idénticos.
Casos como los que a continuación te describo dificultan tanto nuestro día a día como el de nuestros pacientes porque, no siendo suficientes los constantes cambios de color en los envases, nos encontramos con la convivencia del mismo medicamento con distintas dosis y de nuevo ¡con el mismo envase!, así que ¿no son éstos, motivos más que suficientes para justificar una más que posible cadena de errores?.
Pues bien, como una imagen vale más que mil palabras a continuación te doy clara representación de lo que quiero explicar en este post, donde verás otra situación añadida, medicamentos distintos con distintas dosis e idénticos envases, ¿te lo podías imaginar?.
Aparte de jugar al quién es quién, nos encontramos en la práctica con situaciones que nos preocupan bastante. Esas situaciones se dan cuando en el mismo domicilio conviven dos o más familiares que toman el mismo medicamento con distintas dosis y vuelvo a insistir, con el ¡mismo envase! y ahí como es obvio, la probabilidad de cometer un error se agrava .
Es triste decirlo, pero sin causarnos sorpresa alguna, comprobamos en más de una ocasión que nuestros pacientes se equivocan en la toma de sus tratamientos y aunque desde nuestros mostradores explicamos e insistimos en que comprendan la diferencia y la gran importancia de respetar sus dosis de antihipertensivos , ansiolíticos, etc.., siguen cayendo en el mismo error y ¿quién puede culparles si la evidente coincidencia de envases puede confundir a cualquiera?.
Después de este post y remitiéndome a las evidencias quiero dejar claro que la gravedad del incumplimiento no es sólo responsabilidad del paciente, ya que teniendo en cuenta las imágenes que os he expuesto en líneas superiores, debería considerarse seriamente una llamada de atención a los laboratorios para que faciliten al paciente el correcto manejo de su tratamiento.
Finalmente os recomiendo desde aquí que habléis siempre con vuestro farmacéutico y no os quedéis con ninguna duda sobre vuestro tratamiento, ya que mejorar vuestra salud es el motivo que hace que trabajemos cada día en esta profesión.
No olvides: «prevenir para vivir y curar para mejorar porque la salud es nuestro tesoro, ¿no crees?».